Sr. Panach en OlympiaCuéntanos algo sobre ti.

Me llamo Daniel Panach, tengo 83 años. Mi vida laboral ha sido muy activa, desde la agricultura, pasando por la crianza de cerdos y pollos, la comercialización de azúcar, puesto en el mercado… Hasta la creación de un lavadero de xufas, que actualmente regentan mis hijos.

Si tuviera que definirse, ¿qué palabras utilizaría?

Soy un hombre con mucha suerte y mucha salud que tiene como pareja a la mejor mujer del mundo.

¿Cuánto tiempo lleva usted de socio en Olympia?

17 años.

¿Qué le impulsó a hacerse socio de Olympia?

A los 65 años empecé a no poder andar. Por aquel entonces pesaba 95Kg. El médico me recomendó que hiciera ejercicio para evitar cualquier tipo de medicación. Me hice un pequeño gimnasio en casa pero al tiempo terminé aburriéndome y decidí venir a Olympia donde, por suerte, conocía al propietario, Tomas Megías. De no haber sido así, no sé si me hubiera atrevido a hacerme socio porque tenia vergüenza, pues todo era gente joven y yo el único “viejo”, no como ahora. Ahora peso 10 o 12 Kg. menos y tengo unas ganas de vivir.

¿Qué te trae mejores recuerdos de tu paso por Olympia?

En Olympia he hecho muy buenos amigos con los que a menudo he compartido muy buenos momentos en mi tienda, de paella, de “torrà”… ¡He ido hasta de despedida de soltero y de boda! Hoy en día todavía salimos de fiesta. Con ellos me considero un CHAVAL DE 83 AÑOS.

¿Cuánto tiempo dedica usted al gimnasio?

Alrededor de 3h, de lunes a viernes. Llego a Olympia sobre las 11:00 y me voy a las 14:00h. Primero hago todos mis ejercicios en la sala fitness y después me relajo en el circuito termal. Además, los sábados y los domingos, voy a bailar con mi mujer; ahora con los jubilados, pero anteriormente en muchas salas de Valencia. Mi vida ha tenido baile y trabajo; esas han sido mis dos grandes distracciones.

En una palabra, ¿cómo definirías Olympia?

Olympia es lo más grande. Gracias a Olympia estoy como estoy. Y las empleadas me tratan con un cariño… que eso es lo más grande; es lo que me hace mantenerme en la juventud que estoy disfrutando, repito, gracias a Olympia.

¿Utilizas Internet? O te gustaría utilizarlo.

No, no utilizo Internet. Ni tengo móvil, porque veo a toda la gente mayor que bien no lo oye, o bien no saben hacer nada. Y yo digo: ¡Para eso!

Por lo que se observa se conserva usted muy bien, ¿cuál es su secreto?

He dejado de ser un hombre de negocios y me he dedicado a ser lo que tenemos que ser al final, y es ser niños. Siempre se ha dicho que las personas mayores son como niños. Tengo los problemas naturales de la edad, pero gracias al sacrificio diario, que para mi es una distracción, estoy como estoy.

De todas las crisis que ha conocido, ¿cuál considera la más aguda?

Yo he conocido el hambre, ¿sabes? ¿La más aguda? La actual. Yo te diré porqué: Al salir de las anteriores crisis, enseguida subíamos un escaloncito en nuestro nivel de vida, en el bienestar general, pero ahora… Como estamos en un nivel tan alto de bienestar, será muy difícil subir algún escalón; es más, bajaremos más de uno.

Desde la ventana de su experiencia, ¿dónde busca la belleza en las mujeres?

En la naturalidad, la sinceridad y en la educación.

¿Hay algo más que le gustaría que dijera sobre usted?

Sí. Aconsejo a la gente mayor a que se comprometa a hacer algo. En este momento en el que estoy haciendo la entrevista hace un frió que pela en la calle, y aquí estoy, no hay que quedarse en casa. Hay que ser valiente porque la vida es para los valientes, los cobardes no consiguen nada. No te creas nunca ni joven ni viejo.

Y hasta aquí mi entrevista a Daniel Panach: Un hombre valiente