Oriente y Occidyoga egipcioente están destinados a unir en un todo la actividad y la espiritualidad (Mahavatar Babadji)

Se considera generalmente el Yoga como una disciplina específicamente originaria de la India y más adaptada al hombre contemplativo de Oriente que al pragmático de Occidente.
Sin embargo según la tradición india, la Tierra entera ha conocido el Yoga y el origen de esta disciplina se confunde con el origen de la vida.
El Yoga Egipcio tira un puente entre Oriente y Occidente y confirma la universalidad de esta técnica psicofísica de concentración y de control sobre uno mismo.
El Yoga Egipcio no es sólo una disciplina de despertar espiritual, sino también una técnica corporal de la que el ser humano de hoy puede obtener los más grandes beneficios.
El estar de pie o sentados nos parecen gestos sencillos. Realmente no hay nada más difícil que gestos aparentemente muy simples.
La observación de los colosos faraónicos restituye a estas actitudes su verdadera dimensión y nos de la medida de lo que representa realmente la verticalidad humana.
El tomar conciencia de este hecho es el primer paso para llegar a un autocontrol de nuestro cuerpo.
Puede parecer agotador, al ser humano del siglo XX, acostumbrado a dejarse caer en lo profundo de los sillones, adoptar una actitud firme, inspirada en la observación de las posturas faraónicas.
Pensamos que descansamos y relajamos los músculos de nuestro cuerpo al adoptar actitudes negligentes.
Cuando estamos de pie tememos enderezar la espalda y hombros permitiendo que caigan hacia delante comprimiendo la caja torácica. Además de las deformaciones que estas actitudes de dejadez terminan por provocar, éstas acaban siendo origen de trastornos de la circulación energética, aminorando la vitalidad con influencia negativa sobre el estado psíquico.
Se sitúan muy lejos de nuestro descanso y acarrean un cansancio real, abriendo la puerta a estados mentales depresivos.
El cuerpo es a la vez el espejo y el amplificador de nuestros estados mentales. Al enderezarlo, se opera al mismo tiempo un trabajo de reeducación mental.
Permiten una toma de conciencia progresiva de los diferentes segmentos del aparato locomotor y conducen a una auto-corrección física y psíquica. Las posturas egipcias actúan a la vez sobre el cuerpo físico, mental y energético.
La acción del Yoga Egipcio sobre el eje vertebral y sobre los otros segmentos del aparato locomotor, repercute sobre el funcionamiento de los distintos órganos, gracias a las conexiones nerviosas y a los circuitos que sirven de intermediarios.
La enseñanza de Egipto se hermana con la de India o China. Ser, es ante todo estar presente, estar aquí y ahora.
Más que cualquier otra, nuestra época necesita la calma, el reposo y la concentración que da el yoga. Más que cualquier otra, necesita una disciplina que despierte al ser humano a la conciencia y al dominio de sí mismo.
Sin embargo no aceptará al yoga si éste no acepta la pérdida de su mito y la adopción de un lenguaje que llegue a todos.
Uno de los grandes méritos del Yoga Egipcio es su sencillez y su perfecta integración al mundo moderno.
La mayoría de sus actitudes pueden practicarse de pie o sentados en cualquier lugar. Su precisión y rigor van directamente a lo esencial: al ser humano y al árbol de la vida que es la columna vertebral.
No exige flexibilidad, ningún modo de vida o religión en particular. Nos pide sólo que estemos presentes en cada paso y en cada gesto.
Es una Escuela del Ser.

Extraido de:”Yoga Egicio” B. Khane

Imparte: Noelia Monerris. Licenciada en Educación Física.
Clases en Julio martes y jueves a las 09.30hrs. y 18.00hrs en Olympia Hotel, Events & Spa.
Grupos reducidos. ¡Ven a informarte!